¿La filosofía de los Lions contaminó a Matthew Stafford o él siempre fue así? – Café Lombardi

Hay un viejo proverbio para referirse a aquellos que no pueden cambiar algo que es natural a ellos, o que aún cambiando el entorno siguen con sus particulares circunstancias, “una vez un…, siempre un…”.  Si fuiste una vez un mentiroso, siempre un mentiroso; una vez un tramposo, siempre un tramposo. En el mundo animal es muy habitual para referirse a intentos baldíos de domesticarlos, el caso más claro dice “una vez un lobo, siempre un lobo”.

En el mundo NFL es habitual referirse en términos parecidos a determinados jugadores. Se utiliza especialmente para aquellos que, pese a cambiar de equipo, de compañeros, de entrenadores e incluso de aspecto físico, siempre acaban regresando a lo que son, para mal en la mayoría de los casos.

Los jugadores que más suelen verse afectados por lo anterior son los QB. Nos hemos cansado de leer aquello de un nuevo comienzo, quarterbacks que necesitan salir de un entorno para desarrollar su potencial. Algo que se traduce en dejar su equipo e intentar desarrollar su potencial en otro, y si eres elegido en la primera ronda del draft es una garantía para seguir buscando oportunidad tras oportunidad. 

Sam Darnold, ¿siempre un Jet?

El caso más reciente lo hemos visto con el QB Sam Darnold. El pasador fue elegido por los New York Jets con la tercera selección global del Draft NFL 2018. Tras tres años bajo la tutela de Todd Bowles y Adam Gase los Jets decidieron traspasarlo a los Panthers. En Carolina han bastado nueve semanas para darse cuenta de lo evidente, Darnold no vale. La lesión del pasador ha sido la excusa para sacar del retiro a Cam Newton y ahora los Panthers deberán pensar qué hacer con los 18.858 MDD garantizados para el 2022 que tiene firmados Darnold. 

Repasando la lastimosa racha histórica de los New York Jets con los QB, no aciertan desde que eligieron a Joe Namath, podría decirse perfectamente referido a Sam Darnold, “una vez un Jet, siempre un Jet”.

Matthew Stafford, ¿siempre un Lion?

En 2009 no hubo una sola duda sobre quién sería el primer jugador elegido en el draft, el QB Matthew Stafford. Los Detroits Lions, que venían de culminar una lastimosa temporada con registro de 0-16, no se lo pensaron dos veces y lo firmaron la víspera del draft colegial.

A pesar de su fama de jugador duradero, sus dos primeras temporadas fueron un calvario de lesiones. En su primer año se dislocó el hombro y pese a ello regresó a jugar contra las advertencias de los médicos. Más adelante se lesionó un tobillo y acabaría engrosando la lista de lesionados. En su segundo año, 2010, solamente pudo jugar tres partidos antes de pasar por quirófano. En 2011 regresó para lanzar para más de 5 000 yardas, y una intercepción en el último partido evitó que superara el récord de yardas en un solo encuentro. Para rematar su gran campaña los Lions volvieron a playoffs y Stafford fue nombrado Comeback Player of the Year. 

Tras aquel mal inicio de carrera, Stafford demostró su durabilidad las ocho siguientes temporadas, no faltó a ningún partido y mantuvo registros personales impresionantes. En un primer momento se le acusó de abusar de las prestaciones del WR Calvin Johnson, pero tras la repentina retirada de este en 2015 el pasador continuó acumulando grandes números.

Sin embargo, sus éxitos personales no se traducían en éxitos de equipo. Durante los 12 años que fue el pasador de Detroit, Stafford solo jugó postemporada en tres ocasiones y en todas fueron eliminados. Por ello, en esos años se labró la fama de ser un jugador que estaba desperdiciando su carrera en una pésima franquicia, las cavilaciones de cómo sería su carrera en otro equipo no cesaban.

Mudanza a Los Angeles

El nuevo equipo directivo de los Lions permitió y facilitó la salida de Matthew Stafford a los Rams. A cambio de dos primeras rondas y del QB Jared Goff, Stafford unía su destino al de Los Angeles. Parecía que por fin Stafford iba a poder jugar para un contendiente, o al menos en un equipo con aspiraciones y para un genio ofensivo como lo es el HC Sean McVay, capaz de hacer de Goff un pasador aseado.

El aterrizaje de Stafford en Los Angeles fue un éxito al principio de temporada. Jugando para un sistema considerado amigable las prestaciones del nuevo quarterback se dejaron sentir desde el primer partido. Con él, McVay podía hacer todo aquello que las limitaciones físicas de Goff no le permitían ejecutar y en los primeros compases de la temporada regular Stafford sonó en todas las quinielas para ser el MVP.

La derrota ante los Arizona Cardinals se consideró un simple accidente hasta que se jugó el partido ante Tennessee, que derrotaron claramente a los Rams. La semana siguiente el equipo fue aplastado por los San Francisco 49ers y Stafford volvió a firmar otro muy mal partido con dos intercepciones -pick-six incluído-, varios pases muy cuestionados y forzando otros al wide receiver recién adquirido Odell Beckham Jr. Por momentos recordó en demasiadas ocasiones al pasador que fue en los Líons.

En Detroit, Stafford, pese a sus impresionantes números, se ganó la fama de ser un perdedor y en ocasiones demostró mucha inmadurez, algo que, con los años, su implicación en la comunidad y los reveses personales por la grave enfermedad de su esposa fue superando. Sin embargo, sus dos últimos partidos en los Rams han hecho cuestionarse a muchos si aquel Stafford de los Lions, el perdedor e inmaduro, empieza a trasladarse a Los Angeles.

Tras la derrota contra Arizona pude leer que Matthew Stafford había dejado de ser de los Lions pero que estos nunca lo habían dejado; una frase que no deja de ser otra forma de decir “una vez un Lion, siempre un Lion”. 

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