Los head coaches de sofa sentenciaron a Brandon Staley- Café Lombardi

Cuando se habla de un deporte como la NFL, todos llevamos un entrenador, un jugador, un árbitro y tenemos soluciones para todo y para todos. Existe un gerente general interno que sabe manejar el espacio salarial, detectar las necesidades y acertar de pleno con las selecciones del Draft.

Todos llevamos un entrenador en jefe dentro que sabe cómo actuar, qué decisiones tomar en cada momento y cuando sentar o no a un jugador: incluso sabemos como actuar en un partido de alta tensión. Algunos incluso van más lejos, llevan un QB dentro, saben hacer lecturas y hacer pases de 40 yardas con precisión pese a la presión de un liniero defensivo que va corriendo directamente por su cabeza. 

¿Y cuál es entonces el problema? Que todo es muy sencillo sentado en tu casa y delante de un teclado. Pero me gustaría verlos en una situación como las que se ven a diario los entrenadores en jefe, con las pulsaciones disparadas y tomando decisiones muy difíciles en décimas de segundos. Quizás por eso solo hay 32 entrenadores en jefe en la NFL. Es una posición al alcance de unos pocos elegidos y no para los miles de entrenadores de salón o de butaca que circulan por las redes sociales.

Brandon Staley, el entrenador en jefe de los Los Angeles Chargers, no es santo de mi devoción, pero no lo encuentro como principal culpable de la bochornosa derrota de su equipo en la ronda de comodines ante los Jacksonville Jaguars, tras una ventaja de 27-0. Se dice popularmente que las victorias tienen muchos padres, pero las derrotas solamente un culpable ¿Es realmente Brandon Staley el culpable de la derrota de los Chargers? Es tan culpable como lo pueden ser Justin Herbert, Khalil Mack, Derwin James, Joey Bosa o Cameron Dicker. La derrota de los Chargers es una derrota colectiva de los jugadores y de sus entrenadores, no solo de Brandon Staley.

¿Por qué no se señala a todos los culpables tras una derrota en la NFL?

El deporte profesional por equipos no está configurado así. No se puede despedir a 53 jugadores, ni mucho menos puedes despedir a sus principales estrellas, pero sí es muy sencillo despedir a un entrenador en jefe: solo se necesita tener el dinero suficiente para pagarle lo que le resta de contrato, puesto que sus salarios son garantizados. A Brandon Staley le van a caer todos los palos de la derrota, y no he leído a nadie pedir el despido de Cameron Dicker por fallar un FG de 40 yardas que hubiera casi sentenciado el partido. Enséñenme quién ha pedido el despido de Joey Bosa, cuya conducta antideportiva, fuera de lugar, fue detonante de que los Jaguars fueran por los dos puntos en lugar de conformarse con el extra point, que los hubiera dejado a tres de distancia en lugar de dos, lo cual acabó siendo la diferencia.

Tampoco he leído a nadie pedirle explicaciones a Justin Herbert, pasador supuestamente de élite que en la segunda parte fue absolutamente incapaz de mover el ataque con un mínimo de sentido y que falló al menos un pase clamoroso de anotación cuando lanzó muy alto y al totalmente desmarcado Keenan Allen en la zona de anotación. O pedir explicaciones por las inexplicables tackleadas falladas por los jugadores de la defensa de Los Angeles que dejaron segundas y terceras oportunidades a los jugadores de Chargers.

Tampoco he leído a nadie pedirle explicaciones –de nuevo– a Joey Bosa porque se alineó indebidamente en la línea dándole facilidades en forma de penalizaciones al ataque de los Jaguars. Nadie pregunta dónde estaba Derwin James en un clamoroso fallo de marca en el TD de los Jaguars.

En un partido de football ocurren muchísimos errores: tackleadas falladas, fallos de coberturas, penalizaciones, fallos de lectura, de precisión o patadas mal ejecutadas. Ninguno de ellos es culpa directa del entrenador en jefe que está en las laterales. El entrenador puede tener otros errores como no saber manejar el reloj o la mala gestión del partido, equivocarse en cantar una jugada o tomar una decisión errónea en cuarta y una, pero no es él quien ejecuta mal o quien falla la patada, son los jugadores. Pero volvemos al principio, es mucho más fácil culpar a una sola persona que a los 53 jugadores cuando las derrotas se pueden explicar por un fallo colectivo más que por un fallo individual.

Durante la primera parte, cuando los Chargers se pusieron 27-0, nadie dijo una sola palabra sobre  Staley, contrario a lo que pasó en la segunda parte cuando se llevó todas las culpas, incluso parece que hubiese sido él quien falló el FG o lanzó el casco contra el suelo, no digamos ya fallar una tackleada o no hacer la cobertura. 

Los head coaches de sillón ya dictaron sentencia a Brandon Staley

Los entrenadores de la sala de su casa ya tomaron su decisión. Ellos que nunca han vivido una situación tan estresante, ni toman decisiones en décimas de segundos, ya tienen un claro y único culpable: Brandon Staley. Desde la butaca podemos tomar esas decisiones que en un despacho de la NFL seguramente no haríamos.

Lo que es más, algunos, como son gerentes generales, ya tienen hasta su sustituto: Sean Payton. Él nunca hubiera fallado el FG ni una sola tackleada o cobertura. Eso sí, que antes de poner sustitutos quizás deberían conocer la Regla Rooney: no se puede traer a Payton sin antes cumplir con otros protocolos. Quizás tampoco les iría mal saber algo finanzas para saber si los Chargers, un equipo en posesión de la familia Spanos —sin negocios fuera de la NFL— tiene los recursos para poder pagar a Sean Payton.

Lo dicho: desde la butaca podemos tomar esas decisiones que desde un despacho de la NFL seguramente no haríamos. Y por el momento, la realidad es que Brandon Staley conserva su trabajo.

¿Qué opinas de la situación de Brandon Staley y de la postura de la mayoría de los aficionados hacia su trabajo? Te leemos en los comentarios bajo esta columna y en nuestras redes sociales.