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Los Cowboys cumplen la promesa de Mike McCarthy

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En un partido que se les escapaba de las manos, los Dallas Cowboys derrotaron al Washington Football Team y dejan en claro que FedEx Field es una extensión de su casa.

Durante la semana Mike McCarthy garantizó una victoria de los Cowboys sobre Washington. Antes de empezar el encuentro se generó mucho ruido porque Dallas había llevado su propia banca al partido. Lo más importante de todo es que los Cowboys hablaron mucho más fuerte y claro cuando el encuentro comenzó, derrotando al WFT por marcador de 27-20 para asegurar el liderato de la NFC East y de paso mandar un mensaje: la rivalidad Dallas – Washington solo se anima si Jerry Jones y compañía deciden hacerlo.

Del partido como tal hay muy poco que decir. La ofensiva hizo lo que necesitaba para ayudar a una defensiva que desmanteló el sistema ofensivo de los locales. Taylor Heinicke lució como la peor versión de sí mismo y fue la más reciente víctima de Micah Parsons, que sigue estableciendo su caso no como Novato Defensivo del Año, sino como Jugador Defensivo del Año. Para cuando el ataque de Washington logró aparecer, la desventaja ya era mucha.

FedEx Field, la segunda casa de los Cowboys

La última vez que se jugó un partido Dallas – Washington significativo fue en 2012, cuando Robert Griffin III y Alfred Morris le dieron la victoria por marcador de 28-18 a los entonces Redskins. Desde entonces se han jugado nueve encuentros en FedEx Field, y los Cowboys tienen marca de 7-2 en esos partidos, contando el resultado de hoy.

Eso es precisamente lo que permite que Jerry Jones, Mike McCarthy y compañía hagan lo que quieran en Washington: la rivalidad la tienen dominada, y esta semana el partido se animó un poco más por su intervención. Y podríamos argumentar que también por lo que dejaron de hacer.

El asegurar la victoria en la semana y el pedir la banca especial fueron el anuncio de la confianza que tienen los Cowboys al jugar en ese estadio, y durante la primera parte del partido estaban dominando de tal forma el encuentro que daba la impresión de que terminarían dando un golpe de autoridad total.

El problema fue que en el último cuarto la ofensiva se estancó y las cosas se apretaron, pero afortunadamente para ellos, su ofensiva mantuvo el paso y evitaron un colapso catastrófico.

El partido, de forma global, deja un sabor de boca agridulce para los Cowboys. Por un lado, mantienen el primer lugar de la división y parecen encaminados a la postemporada, pero por el otro dan la impresión de no contar con el punch necesario para resolver los partidos de manera decisiva. Eso, obviamente, será mucho más importante en la postemporada.

¿Qué tanto se le puede creer a los Cowboys? ¿Están listos para pelear por el tope de la NFC? Esperamos sus comentarios.

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