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Palabra de Diosh – Semana 2: 2021

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Palabra de Diosh – Semana 2: 2021

La tarde del domingo fue una de revelaciones para esta hermandad de la Bills Mafia. Varios, al más puro estilo de Pedro, negaron más de tres veces a Diosh Allen, otros, de plano terminaron el juego al grito de “¡Crucificadle!” Tal vez a estos falsos fans les sorprenda, pero solamente un equipo en la historia de la liga se ha ido invicto toda la temporada. Todos, el campeón que me digan, ha tenido sus malas tardes.

En este Apocalipsis –que algunos quieren pintar en apenas la primera maldita semana de juegos– sería imposible señalar únicamente al número 17. Tampoco se trata de adorar a ciegas a un Diosh que estuvo lejos del nivel mostrado en 2020, pero de eso a que sea una mentira me parece que hay todo un viacrucis que no estamos ni cerca de comenzar.

Los tres pecados de los Bills contra los Steelers

El primer pecador del domingo es Sean McDermott. Era él quien tenía que saber que esa línea no iba a ser capaz de frenar a T.J. Watt y Melvin Ingram; la solución de poner a un RB y darle un extra de protección a Josh Allen se fue por la borda al dejar inactivo a Zack Moss. Ni Matt Breida ni Devin Singletary tienen la corpulencia o nociones para ese trabajo.

De los castigos, ni hablar: en una serie se encargaron de aniquilar el buen ritmo de Allen; en otra, robarle el balón a Pittsburgh. En esos aspectos puede ser que le queramos echar la culpa a los réferis, pero son fundamentos que como McDermott, como entrenador en jefe, no le puede permitir a sus jugadores, y menos en un juego tan importante.

El segundo pecador es Brian Daboll. Su selección de jugadas, cuando menos, fue cuestionable. Quitemos el intento de engaño en cuarta y 1. Jamás ajustó ni intentó algo diferente para sorprender a la defensiva de los Steelers. Si te están presionando a ese nivel, busca un pase pantalla, un play action, pero poco o nada vimos de alguien que está acostumbrado a ser mucho más creativo.

El tercer pecador es Josh Allen. No es su culpa que la línea no lo protegiera, pero sí lo es volverse presa del pánico. Diosh se vio frustrado todo el segundo medio del partido, y esa inestabilidad no es más que culpa suya. Pudieron ser los pases profundos fallados, pudo ser la presión de la línea, pero también es cierto que Sanders, Diggs, Knox, Beasley y hasta Davis ganaban la posesión.

A estas alturas, Allen ya debería reconocer defensivas, cambiar jugadas en la línea y no empezar a correr por su vida innecesariamente como lo hizo en un par de jugadas. De él depende callar a propios y extraños que no paran de dudar sobre su accionar.

Perdónalos, Diosh, no saben lo que dicen

En verdad, a veces uno se tiene que rascar la cabeza con lo que se atreven a escribir en los grupos de fans de los Bills. Los invito a que, si quieren un mejor equipo, ustedes también se conviertan en mejores fans y suban su nivel tan pobre de crítica. No se trata de apoyar sin chistar, pero el rival también cuenta y tiene las mismas ganas de triunfar que los nuestros.

Ahora tenemos, de aquí al domingo, para hacer las pases con el equipo y pedirles mejorar ante Miami. Si queremos terminar como el número uno de la AFC, ya queda muy poquito margen de error.

Palabra de Diosh.

La misa ha terminado, pueden ir en paz.

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