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¿Cómo encajan las piezas del backfield de los Dallas Cowboys?

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Todo salió mal para los Dallas Cowboys en la temporada 2015, incluyendo la salida del equipo del que un año antes fue el Jugador Ofensivo del Año, DeMarco Murray, a su rival en Philadelphia; y aunque el ataque terrestre no fue el principal de sus problemas, durante este Offseason el equipo se ha encargado de traer una cantidad (y calidad) de refuerzos bastante interesante. ¿Cómo encajan las piezas en el backfield?

Existe una escuela de pensamiento para construir franquicias en la NFL que indica que si te sientes bien con el personal que tienes en una posición, es momento de agregar otro jugador a la mezcla. Tal vez eso haya sido lo que hicieron los Cowboys este Offseason, ya que tienen un roster que, salvo problemas de salud, tiene buena cantidad de talento en posiciones clave a la ofensiva, sin mencionar que su juego terrestre fue de lo poco rescatable del año pasado.

Regresando un poco más atrás en el tiempo, 2014 fue un año en el que el equipo tuvo una serie de situaciones favorables que los llevaron hasta la postemporada, siendo uno de los principales factores un dominante ataque terrestre facilitado por una de las mejores líneas ofensivas de la liga que les permitía controlar el reloj y enmascarar las deficiencias de una defensiva promedio.

Esa es la identidad que el equipo quiere reconstruir para esta temporada, un ataque capaz de consumir reloj, cansar defensivas, que facilite las oportunidades al juego por aire, que genere puntos en cada posesión y que exija que la defensiva esté poco tiempo en el campo.

La clave está en la línea ofensiva, es sobre esos cimientos que se puede construir este castillo. Se trata de un grupo que a pesar de haberse demostrado como durable, sus integrantes llevan poco tiempo jugando juntos, lo cual es de suma importancia para construir confianza entre ellos, además de un buen ritmo con los running backs.

El elenco actualmente está conformado por cinco jugadores con posibilidades reales, no sólo de formar parte del roster final, sino de ver acción de juego durante la temporada: Darren McFadden, Ezekiel Elliot, Alfred Morris, Lance Dunbar y Darius Jackson. ¿Qué aporta cada uno de ellos a la ofensiva que le otorgue valor ante los ojos de los coaches?

 

Darren McFadden.

Sobrevivió a la temporada 2015 como uno de los jugadores más valiosos del equipo tras conseguir 1,089 yardas (5o mejor en la liga), teniendo cinco partidos de 100 o más yardas. Es difícil discutir contra esa clase de producción, lo que ha hecho que el staff de coacheo indique que él es el titular de la posición, por lo menos en los OTAs y Minicamp.

Sin embargo, desde su llegada, este hombre ha sido visto como un “jugador puente”; es decir una pieza de enlace entre el pasado (Murray) y el futuro (Elliott), que al término de los dos años de su contrato será reemplazado por un jugador joven.

Su contrato expira al término de este año, por lo que se puede predecir que el equipo tratará de obtener de él la mayor cantidad de tiempo de juego que sea sanamente posible. Cabe recordar que McFadden sólo ha podido jugar dos temporadas completas en sus ocho años de carrera debido a constantes lesiones, así que confiar en que se mantendrá sano por 16 partidos sería ir en contra de la historia.

El equipo rechazó ofertas de intercambio durante el Draft que involucraban a este corredor y aunque Stephen Jones, VP de Opereaciones de Football del equipo, ha negado su interés en deshacerse de él, más adelante podríamos ver algo diferente en este frente.

En caso de que permanezca en el equipo, o el tiempo que lo haga, es muy probable que su rol disminuya con respecto al año pasado, pero aún lo veremos en acción.

 

Ezekiel Elliott.

Este novato llegó seleccionado en el Draft como el pick 4 global, lo cual ya de por sí implica una presión inherente para ser titular.

No hay duda de que su talento y habilidades justifican el haber sido seleccionado tan alto. Es un jugador ideal para la posición que puede hacerlo todo, es lo que se conoce como un corredor de tres downs. Puede correr entre y por fuera de lo tackles, ser explosivo, tiene gran balance y visión, es realmente eficiente en protección de pase y durante el proceso del Draft algunos scouts mencionaron el hecho de que probablemente tenía tan buenas manos para atrapar el balón como los mejores Wide Receivers de la clase.

El haberlo seleccionado es el contrapunto de contar en el roster con un jugador que tiene una tendencia a estar lesionado (McFadden) y otro cuya producción ha venido a la baja (Morris).

En resumen, no parece haber una razón lógica para que no termine siendo el que mayor carga de trabajo reciba durante la temporada. Probablemente esto se dará de forma paulatina, pero es casi un hecho que ese terminará siendo el caso a pesar de que, de momento, el mensaje que ha recibido por parte del staff de coacheo es que deberá ganarse la titularidad y él lo ha aceptado de la mejor forma.

El equipo y los fans quieren que Elliott se convierta en una pieza central para su ofensiva, después de todo, esta fue probablemente la selección más espectacular que los Cowboys han realizado en las últimas dos décadas.

Las expectativas están por las nubes a su alrededor y con justa razón. Muchos lo nombran ya como el candidato líder para ser el Novato Ofensivo del Año, por lo que cualquier cosa menor a una temporada altamente productiva resultará decepcionante.

 

Alfred Morris.

Una de las muy pocas contrataciones que el equipo realizó en Agencia Libre. Un jugador que, de no haber podido seleccionar a Elliott un mes después en el Draft, habría sido un gran complemento para McFadden.

Su llegada a la liga en 2012 fue realmente sorpresiva, sobre todo si consideramos que fue seleccionado en la sexta ronda del Draft, teniendo una temporada realmente buena en la que sobrepasó las 1,600 yardas.

El problema más señalado con Morris es la tendencia descendente de su productividad, ya que en su segundo año consiguió un poco más de 1,200 yardas, para la siguiente a penas sobrepasó las 1,000 y el año pasado ni siquiera llegó a 800.

Las habilidades de Morris complementan de forma clara a las de McFadden, lo que él puede aportar es poder; en situaciones de corto yardaje él podría ser el hombre indicado.

Desde la temporada pasada, el sistema ofensivo empleado por la ofensiva en Dallas mezcla en algunas situaciones el bloqueo por zona y en otras el de poder, siendo el primer esquema el que más le favorece a Morris y bajo el cual brilló en sus dos primeros años bajo el mando de los Shanahan en Washington.

Dadas las circunstancias correctas, también él podría terminar siendo objeto de un intercambio.

 

Lance Dunbar.

Se trata de un jugador con un rol completamente determinado, su estilo de juego es el de un “scatback”; es decir un jugador especializado en tercer down que es eficiente cuando tiene el balón en espacio y con buenas manos para atrapar pases.

En algún momento de la temporada 2015, específicamente cuando Brandon Weeden tomó el control de la ofensiva, Dunbar se convirtió en el blanco favorito, llegando incluso a estar en situación para tener más de 80 recepciones y 850 yardas por esa vía en toda la temporada.

El principal problema con este hombre es que, debido a su constitución física (1.73m y 88 Kg), cuando se le llega a exigir una carga de trabajo mayor su cuerpo marca el límite y termina lesionado. Tal fue el caso la temporada pasada, cuando en la semana 4 abandonó el partido – y la temporada – al lesionarse los ligamentos de la rodilla.

Dicha lesión provocará que este año se pierda, por lo menos del Training Camp, probablemente comience la temporada en la lista PUP y una vez que regrese, veremos a qué nivel lo hace.

Dunbar agrega a su lista de aportaciones el hecho de ser uno de los jugadores centrales de equipos especiales, por lo que su pérdida significa un espacio en esa área para que jugadores jóvenes obtengan una oportunidad.

Si evaluamos lo anterior, parece lo más probable que sea él quien termine cediendo su espacio. Sus habilidades para atrapar el balón en tercer down las tiene Elliott menos el factor riesgo de lesión, si a esto agregamos que docenas de jugadores con sus características egresan del football colegial cada año, su presencia parece ser intercambiable.

 

Darius Jackson.

Si pensamos que el equipo tomó en la primera ronda al mejor running back de la clase, tenemos que aceptar que entonces Jackson debe haber causado un gran impacto en la atención de los scouts y ejecutivos para llevarlos a seleccionarlo en la sexta ronda.

Algunos dicen que su presencia servirá sólo para la Pretemporada, cuando muy pocos – o ninguno – de los antes mencionados estén activos y dispuestos a tomar el castigo que implica enfrentar a novatos que están buscando impresionar a sus coaches para obtener un puesto en el roster final.

Por el contrario hay quien piensa que puede ser el candidato de bajo perfil que le quitará el trabajo a Dunbar. Para que esto suceda deberá tener actuaciones por demás satisfactorias en Pretemporada además de realizar una labor importante en equipos especiales, para así entonces completar el rol vacante.

A pesar de que idealmente para los Cowboys este jugador vería muy poca o nula actividad acarreando el balón, sus aportaciones vendrían en los ya mencionados equipos especiales además de brindar un colchón de seguridad en una situación de lesiones.

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